ESPÍRITU EMPRENDEDOR

Augusto Cesare Andreatta

En 1896 Augusto Cesare Andreatta arriba a Argentina desde su Italia natal. Si bien su primer destino fue Tucumán, poco tiempo después decide instalarse en la Provincia de Catamarca enamorado de un lugar sin igual.

Propio de aquella raza de hombres que vislumbraron en Argentina una tierra de oportunidades.

Don Augusto, un joven de solo 25 años de edad, inició un camino de arduo trabajo en búsqueda de paz y prosperidad. Fue así que, hacia 1920,  el fruto de su esfuerzo se vio reflejado en un emprendimiento vitivinícola en el encantador Valle de Pomán en la localidad de Siján.

Este lugar mágico que alimentaba su inspiración lo impulsó a construir su primer Bodega en 1928; de ella surgieron vinos como Malveck (en ese entonces la bodega ya ponía el nombre varietal en sus etiquetas y el mismo se escribía de esta manera) que marcaron el camino a sus sucesores.

El espíritu emprendedor del fundador se mantiene inalterable en cada integrante de la familia.

Es así que, en 1968,  la tercera generación de productores vitivinícolas deciden construir una nueva bodega en la Ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, donde hoy la quinta generación continúa llevando adelante la empresa con la misma pasión, dedicación y entusiasmo con el que vienen haciéndolo a lo largo de más de cien años.